Ha sido una de las frases que más me han pillado a contrapié en los últimos años.
Estaba hace una semana en una jornada, de un curso que me está encantando, y una señora a la que considero bastante inteligente, y con la que me he dado cuenta que comparto muchos paradigmas de pensamiento, nos explicaba la gestión de una agenda.
Si me conoces, sabrás que esto de la gestión de la agenda, la productividad, etc., me encanta. Con los años he desarrollado mi propia sistemática que aplico a diario, y aunque he leído y probado de todo, me sigue gustando escuchar a gente entendida, porque siempre aparece algún matiz, alguna práctica o algún concepto que aporta su granito de arena a mi propio sistema.
En este caso, además, su planteamiento holístico, y un despliegue que debe partir de la visión y los objetivos vitales, me encantó, porque era exactamente la base de mi planteamiento propio, aunque los desarrollos prácticos difieran algo.
Pues bien, en el café hablé con ella unos minutos. Le comenté que, en mi opinión, el problema de lo poco extendida que está la metodología y la forma de trabajar que nos había comentado, es porque no hay software que la soporte y la vehiculice de forma adecuada. Conozco uno, solo uno, de la fundación Stephen Covey, que lo soporta en parte, y solo en parte, porque en realidad el software es un CRM de ventas. Y además, en mi opinión, se ha quedado bastante obsoleto, sin cambios desde hace muchos años. El resto, los usuales Outlook, Google y otros, no soportan este sistema en absoluto.
Se me quedó mirando unos segundos, y me dijo, "y, ¿por qué no lo haces tú? A lo mejor, tu destino en esta vida es hacer ese software. Busca ayuda, y hazlo".
Acerté a contestarle una tontería, de la que me avergoncé al instante, y desde ese momento no se me ha ido el runrún de la cabeza.
Ya lo he hablado con dos personas, y una tiene capacidad de ponerme en contacto con un socio tecnológico, que en caso de que considerara viable la idea, podría ser una opción. Y con la otra, en un proyecto diferente, más personal, estamos explorando posibilidades.
Y si mi forma de ayudar a la humanidad fuera participar en el desarrollo de un software que ayude a las personas a pensar en su vida, a establecer su propósito y sus visiones, y a partir de ellas desplegar toda su estrategia de forma coherente hasta el último proyecto, tarea y evento de su agenda. No sé si sus vidas cambiarían significativamente, pero que serían más coherentes y alineadas con lo que de verdad quisieran hacer, no tengo duda.
Nunca lo había pensado, pero la idea me encanta.
Y a ti, ¿te ayudaría disponer de un software de estas características?