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Dicen que hoy cambiará el mundo para siempre

Javier Garcia Pellicer
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Dicen que hoy cambiará el mundo para siempre

He amanecido con esa mezcla eléctrica de café recién hecho y promesa tecnológica. Hoy, 7 de agosto de 2025, dicen que se presentará ChatGPT 5 y, contra todo pronóstico, noto mariposas en el estómago como cuando, hace muchos años, Steve Jobs pronunciaba su mítico «One more thing…».

Aquella frase, imitada hasta la saciedad, era un conjuro: de pronto el mundo se detenía para ver qué nuevo truco sacaría el mago de la chaqueta negra.

Mi mente viaja entre dos polos. Por un lado, la exaltación casi infantil ante la idea de que una versión «.0» de la inteligencia artificial vuelva a redefinir lo posible; por otro, la voz escéptica que susurra que, quizá, solo asistimos a la campaña de marketing mejor coreografiada desde que Apple convirtió las presentaciones en rock sin guitarras.

La expectativa se alimenta de titulares que hablan de razonamiento multimodal, de un modelo que decide por sí solo que modelo debe utilizar para responder de la mejor forma, de asistentes que no solo completan tareas sino que proponen nuevas. Parecen fuegos artificiales: brillan, ensordecen y prometen colorear el cielo de la productividad personal y también de mi cerebro digital. ¿Se encenderán de verdad o explotarán un poco antes de lo previsto?

Releo mis apuntes estoicos y encuentro un recordatorio oportuno: “Anticipa, pero no te aferres”. Tal vez la clave sea usar la expectación como combustible, no como jaula. Disfrutar del preludio sin hipotecar la mirada crítica. Porque sí, el hype es dulce, pero las resacas de decepción no entienden de algoritmos.

Confieso, sin embargo, que me seduce imaginar un ChatGPT 5 capaz de conversar con la naturalidad de un amigo, la precisión de un farmacéutico meticuloso y la audacia de un inventor. Un compañero que, entre tareas y correos, susurre soluciones creativas, igual que aquella diapositiva sorpresa de Jobs que nos obligaba a repensar lo que creíamos inamovible.

Supongo que, al final, pase lo que pase dentro de unas horas, el verdadero cambio dependerá de nosotros: de la curiosidad con la que probemos, del sentido crítico con el que midamos, del coraje para adoptar, o descartar, lo nuevo. El espectáculo, como en las mejores keynotes, dura un suspiro; la vida real empieza cuando se apagan las luces del escenario y volvemos a nuestros proyectos, familias y sueños.

¿Será ChatGPT 5 el «One more thing» que vuelque definitivamente la mesa de nuestra forma de trabajar y crear? No lo sé. Pero esta mañana, mientras ajusto los auriculares y abro el bloc de notas, me permito sentir el zumbido de la historia antes de ser escrita. Esa chispa de inconformismo que, por un instante, hace latir el mundo con la promesa de transformarse, aunque solo sea un poco, otra vez.